España, según la Encuesta de Población Activa (EPA), ya supera los cuatro millones de parados. En 1994 se comenzó con 3.932.900, que bajaron a 3.735.300 en el primer trimestre de 1996. Continuaron los descensos hasta 1.948.400 parados en 2001 para aumentar en años sucesivos con 2.287.200 en el primer trimestre de 2004, nuevo descenso hasta 1.856.100 en el primer trimestre de 2007 para alcanzar los 2.174.200 en 2008. La EPA del primer trimestre de 2009 cuenta 1.836.500 parados más que el de 2008.
El 14 de enero del año pasado, el presidente Rodríguez Zapatero consideraba que hablar de crisis económica en España es "puro catastrofismo". El 26 de abril de 2008, el presidente Zapatero afirmaba que "la desaceleración afecta al desempleo de manera singular" y recordaba que "la peor previsión de paro será siempre mejor que la mejor que tuvo el PP". El 2 de julio de 2008, el jefe del ejecutivo reconocía en el Congreso de los Diputados que "estamos ante un claro y rápido empeoramiento de la situación económica", como consecuencia de la crisis financiera internacional, del encarecimiento del petróleo y de las materias primas. Seis días después, en entrevista en Antena 3, el presidente Zapatero se refirió por primera vez a la situación económica como "crisis": "En esta crisis, como ustedes quieren que diga, hay gente que no va a pasar ninguna dificultad". Ya en 2009, concretamente el día 8 de enero, en rueda de prensa en La Moncloa, el jefe del Ejecutivo calificó de "malo" el dato del desempleo de diciembre."Seguiremos teniendo una tendencia de datos malos de paro registrado en enero y febrero", añadió el presidente, quien puntualizó que en marzo, gracias a las medidas de inversión pública previstas por el Gobierno, debería producirse un "impacto favorable" en las cifras de desempleo, traduciéndose en datos "menos preocupantes".
José Luis Rodríguez Zapatero como futurólogo estaría en el paro. La Epa sitúa en más de un millón de hogares con todos sus miembros sin empleo. En cuanto a la cifra real de un millón de parados sin cobertura, el ministro de Trabajo intentó hace unos días quitarle validez restando 280.000 desempleados sin trabajo anterior y 300.000 que perciben rentas de inserción autonómicas. Claro que Celestino Corbacho precisó que es muy difícil saber la cifra exacta. El ministro de Trabajo, no obstante, instó a los gobiernos autonómicos a comprometerse en la protección económica y temporal de todos los parados.
La situación es grave. Y unos contra otros. El Gobierno desnortado. Javier Sáenz de Cosculluela, que fue ministro de Obras Públicas y Urbanismo durante casi seis años en el Gobierno de Felipe González, actualmente presidente de AERCO (Asociación Nacional de Empresas Constructoras de Obra Pública), sobre la crisis, declaró a El País (05/04/2009) que "nadie sabe cómo salir ni cómo se ha producido exactamente. En este contexto, me escandaliza que todavía no haya un Gobierno de concentración en España que una a los dos grandes partidos para hacer en los dos o tres años dos cosas: sacarnos a los españoles de la crisis y aprovechar la circunstancia para hacer de común acuerdo las grandes reformas que este país necesita". "Lo del Gobierno de concentración parece poco probable", le dice el entrevistador, a lo que el ex ministro socialista responde: "Es hora de que empecemos a decir lo que pensamos. Y seguro que alguno se escandaliza, pero la situación es de emergencia y hay que decirlo".
La sugerencia del Gobierno de concentración de Sáenz Cosculluela apenas ha tenido eco. Si hay quien habla de elecciones anticipadas, quizá no valorando que el horno no está para esos bollos. El agravamiento de la situación económica, más de cuatro millones de parados por primera vez en la historia, puede hacer cambiar las posturas. El principal problema estaría en encontrar un presidente adecuado, y que los dos partidos de ámbito estatal se prestaran a arrimar el hombro. En algún momento el deterioro, también agravado por el cachondeo de la financiación autonómica, impondrá una salida que posiblemente no podrá pasar ni por Zapatero ni por Rajoy.