Los científicos dan por casi extinguida la cigala en los caladeros de Galicia. Así reza en un titular de una información periodística, que nos anticipa los resultados de la campaña Veda cigala 2006 en el sur de las costas gallegas, realizada por el buque oceanográfico Emma Bardán.
La cigala, Nephrops norvegicus de nombre científico, según el Centro de Investigaciones Submarinas, tiene en el mar gallego las zonas de máxima concentración en el Fondón (300-400 m.), alrededor de la Manguela de Malpica; Noroeste de Domingues (alrededor de los 130 m.); Achado y Tousa (de 130 a 150); alrededor de Sierra (120 a 150); en la boca de Camariñas, alrededor de pedra perdida (en los 150 m.).
En 1997 se desembarcaron en los puertos gallegos 1.898 toneladas de cigala y en los años siguientes descendieron las capturas hasta alcanzar la cifra más baja en 2000 con 677 toneladas, manteniéndose por debajo del millar hasta 2004, que se sitúa en 1.128 toneladas, llega a 1.300 en 2005 y en 2006 se desembarcaron 1.166 toneladas. Estas capturas no sólo corresponden a los caladeros gallegos, también incluye las de Gran Sol y otros mares. Las estadísticas oficiales no desglosan la cigala capturada en los caladeros gallegos. En 2005, la lonja con mayor desembarco fue la de Coruña, con 1.031,5 toneladas (79% del total), con un precio medio de 11,83 euros kilo y un máximo de 112 euros. Por la lonja de Vigo pasaron 144 toneladas, con un precio medio de 9,94 y un máximo de 144. En Celeiro las 67,8 toneladas subastadas alcanzaron un precio medio por kilo de 8,23 euros. En Marín desembarcaron 53,5 toneladas a 14,37 euros y máximo de 133,30. En el puerto de Ribeira se han vendido 913,5 kilos a 29,77 de precio medio y 80 de máximo. Con 830,8 kilos está la lonja de Burela con precios médio y máximo de 29,24 y 163 euros, respectivamente. En Muros se descagaron 86 kilos con un precio máximo de 37 euros. El farolillo rojo es para Fisterra que en 2006 sólo subastó un kilo que dio 38 euros. Los desembarcos de cigala en 2006 fueron nun 10 por ciento menos que los de 2005, sin embargo, el valor aumentó el 9,8 por ciento. El precio medio pasó de 11,57 a 14,16 euros, llegando el máximo a 200 euros frente a los 163 de 2005. El precio mínino fue inferior al de 2005, con 0,56 frente a 0,65 euros. Las estadísticas no ofrecen características de esas cigalas que en primera venta dieron 93 de las antiguas pesetas por kilo.
En el Plan de Ordenación de los Recursos Pesqueros y Marisqueros de Galicia (en adelante, RPM), de López Veiga, publicado en 1993, hace 13 años, afirman que "la cigala es la tercera especie en importancia en la pesquería demersal de Galicia". Esto lo ponen en la página 217, pero en la 43 ofrecen los datos de la pesquería demersal en aguas exteriores en 1986, donde ocupa el primer lugar el jurel con 33.650 toneladas, seguido de la bacaladilla con 15.805, merluza 12.000, faneca 3.144, rape 3.000, gallego 600 y en el séptimo lugar la cigala con unas capturas estimadas de 100 toneladas.
Aunque el capítulo del RPM se titula "la cigala: biología y rendimiento de la pesquería", el texto apenas toca la biología y sólo muy de pasada se ocupa del rendimiento. Pero si es importante lo que recoge del trabajo "Efectos de un cambio de malla en la pesquería de la cigala (Nephrops norvegicus) de Galicia", de Fernández, Fariña y Penas, publicado en 1986 en el Boletín del Instituto Español de Oceanografía: "Fernández et al (1986) aseguran que una reducción del esfuerzo pesquero en torno al 25%, aunque produciría también pérdidas inmediatas, sería altamente beneficioso a largo plazo, posibilitando ganancias posteriores de hasta un 25%. Hay que tener en cuenta que una reducción del esfuerzo implica también una reducción de los costes variables de producción, por lo que las pérdidas son relativas y no implican una reducción proporcional de los beneficios empresariales". Continúa en RPM (1993) con el trabajo científico publicado siete años antes: "Fernández et al. (1986) creen que la malla más apropiada para la pesquería de la cigala de Galicia con el actual esfuerzo pesquero es la de 60 mm., y que las pérdidas inmediatas, de alrededor de un 20%, se verían compensadas con el aumento de los precios a corto plazo, las ganancias globales a largo plazo y el aumento del tamaño de los ejemplares. Lo que está claro es que, al igual que en los casos de la bacaladilla y la merluza, la malla de 40 mm es totalmente inadecuada y fomenta la captura intensiva de inmaturos y de inidividuos de talla ilegal". Otros científicos, en estudios publicados en 1976-77, comprobaron que "la malla de 40 mm incide sobre las primeras clases anuales de la pesquería, por lo que es evidente que capturará tallas por debajo de las legalmente establecidas (7 cm)".
El buque oceanográfico Emma Bardán acaba de realizar una campaña de 25 días sobre la cigala en los caladeros del sur de la costa gallega. L. Piñero ha escrito en Faro dos crónicas sobre esta investigación. Los resultados de la campaña son desoladores, hasta el punto de que los científicos creen que este crustáceo está prácticamente agotado. Pero antes de seguir con el tema para entender mejor la cuestión, bueno será que veamos la biología de la cigala que aparece en la Guía dos mariscos de Galicia (Galaxia, 1985), de Rosa Ramonell, en cuyo limiar señala Uxío Labarta que "coincide o libro coa vindicación social da defensa de natureza. Defende-la natureza, conservala, leva por tras a necesidade do seu coñecemento".
Biología de la cigala
"Maduran sexualmente -escribe Rosa Ramonell- ós 4-5 anos de vida, cando miden uns 8 cms. A femia fai a posta cada dous anos, debido a que o aparellamento non vén seguido da fecundación inmediata dos ovos, senón que os espermatozoides do macho son levados pola femia durante certo tempo no saco seminal, situado cerca da cavidade onde desembocan os oviductos e é precisamente ó saíren os ovos o momento de ser fecundados".
"A posta -sigue Rosa Ramonell- está formada por uns 4.000 ovos de color verde que a femia leva entre as súas patas durante nove meses, ó cabo dos cales sean dos ovos unhas pequenas larvas mysis que miden uns 7 mm, que nada durante dúas ou tres semanas; teñen entón o telson alongado e levan espiñas na parte dorsal do abdome. Logo de realizadas 3 mudas, cando miden de 10 a 12 mm caen ó fondo comenzando a súa vida bentónica". "Durante o día agáchanse entre os accidentes do fondo e de noite procuran as súas presas que consisten en pequenos peixes e moluscos. Cando se ven en perigo sacoden fortemente a cola para crava-las espiñas que cobren todo o seu corpo no agresor. Outras veces prefiren agacharse debaixo do fango deixando só fóra os ollos. Vive sobre sustratos brandos, de 50 a 700 m. de fondo, segundo a temperatura, pero é entre os 200 e os 400 m. onde se atopa con máis frecuencia".
Ejemplares ovados y talla mínima
Desde hace muchos años es habitual encontrar en el mercado, principalmente en los meses del verano, ejemplares de 50 o 60 mm, por tanto, cigalas que no han dejado descendencia en el mar, parece que por culpa de la malla de 40 mm. Ya es poca garantía fijar la talla mínima en 7 cm, cuando alcanza la madurez sexual a los 8 cm. De otra parte, aunque no está permitido vender ejemplares ovados, si aparecen en el mercado. Países exportadores de este crustáceo como Irlanda y Escocia debieron bajar la vigilancia, ya que ahora sus envíos incluyen cigalas ovadas. Si la cigala, cuya madurez sexual alcanza a los cinco años de vida, pone 4.000 huevos cada dos años y los pescadores traen a tierra ejemplares ovados, es como jugar a ganador para reducir la población de cigalas, porque eliminan alevines. Pesca irresponsable. El rodaballo, que también madura sexualmente a los cinco años, pone hasta 15 millones de huevos cada año, no obstante, tiene que soportar la fuerte acción de los depredadores del medio marino, y además por la sobrepesca a que está sometido. La administración pesquera habla mucho de pesca responsable, pero gestiona con evidente irresponsabilidad. Permiten desembarcar ejemplares inmaduros y otros ovados, que es una manera segura de reducir los stocks.
Los científicos hicieron sonar la alarma: la cigala está al borde de la extinción. Era noviembre y prometían resultados finales de la campaña en tres meses; deben estar al caer. Informes científicos que maneja la Comisión Europea estiman en unas 300 toneladas las existencias de cigala en los caladeros gallegos y del norte de Portugal. En lo que va de año, hasta el 4 de febrero, pasaron por las lonjas gallegas 52,7 toneladas, cuyo precio medio fue de 15,29 euros kilo. Sin embargo, el Consejo de Ministros de Pesca de la UE acordó en la madrugada del pasado 21 de diciembre elevar un 17 por ciento la cuota de pesca de la cigala, relegando la propuesta bde reducir el TAC en un 10 por ciento. Aquella madrugada la ministra española, Elena Espinosa, mostró su "satisfacción y enhorabuena para el sector pesquero, que va a iniciar el año con tranquilidad y serenidad". Pero los científicos insisten en la fuerte caída de la biomasa del stock y en el reclutamiento. Da la impresión que la pesca está sometida a un diálogo de besugos.