El gobierno de Pérez Touriño tardó en reconocer la crisis, posiblemente por no llevarle la contraria a su jefe federal. Pero de la crisis, que vino de allá y de aquí, sobre todo del Padornelo hacia Fisterra, ya constaba su existencia desde 2007. Touriño, aunque no reconocía la tormenta económica que se avecinaba, siempre tenía el asidero del "plus de resistencia", que duró menos que un caramelo en el patio de un colegio. Así que llegado el momento de elaborar los Presupuestos de 2009, en visperas electorales, el bipartito prevé un crecimiento del PIB del 1,3% (2008 terminó en el 1,8) y estimaban una baja en los ingresos no financieros que se cubriría con un endeudamiento de 598 millones de euros. Eran coherentes con lo que venían predicando. Pero no acertaron.
En el informe de junio de 2008, Hispalink -la red de universidades españolas, en las que están Coruña y Santiago- estimaba que Galicia crecería en 2009 el 2,3%. En diciembre ya calculaban el 0,1 y en abril último, la economía gallega para Hispalink retrocedía el 1,2. En los últimos días, Funcas -la Fundación de las Cajas- eleva sus predicciones de contracción e intuyen que la economía gallega caiga el 1,06% este año. Los sectores que más contribuyen al aumento del paro son para Funcas la industria y la construcción.
Si en los últimos 15 o 20 años se hubiera planificado construir menos pisitos al lado del mar, los más con el estímulo de corruptas recalificaciones e información privilegiada; se hubiera promovido el desarrollo industrial de los recursos ociosos del país, amén de modernizar la agricultura desde la implantación de escuelas de práctica agraria; hacer funcionar el centro tecnológico de la carne, el instituto de calidade alimentaria, el centro tecnológico lácteo; enviar al desván de los recuerdos Bantegal, Galicia Calidade y otros entes públicos conocidos como "chiringuitos"; alejar a Tragsa más allá de la portilla de La Canda, y etcétera, a estas alturas no tendríamos encima la espada de Damocles de más de 210.000 parados. Que pueden ir a más.
La Xunta considera que a los Presupuestos que aprobó el bipartito les falta rigor. Pero antes proclamaron que tenía un "agujero". Y agujero es deuda, falta o perdida injustificada de dinero en la administración de una entidad. Y lo que le ocurre a la hacienda autonómica es que a menor actividad, menos tributos. Más que falta de rigor, es que no supieron adivinar la que venía encima, que todavía puede empeorar. Entonces, el actual Gobierno tiene menos dinero en caja del que predecían los Presupuestos, así que adopta la acertada medida de recortar el gasto en 144 millones. Ya que los parados no pueden ahorrar, que lo hagan los gobiernos. Aunque sería más cívico no malgastar. Hace un mes le ponían al "furado", o sea, a la merma de ingresos, una cuantía mínima de 600 millones de euros. Por falta de coordinación, dijeron más tarde en sede parlamentaria que el desfase podía alcanzar 1.100-1.200 millones. Si hablamos de rigor habrá que incrementar el plan de austeridad. Hay bien donde evitar el malgasto. Por ejemplo, suprimir subvenciones a patronales y sindicatos, no usar los coches oficiales para acudir a mítines, eliminar convenios de colaboración, sobre todo con los medios de comunicación; no plantear encuestas a 330.000 "pais/nais", que pueden suponer un malgasto, como mínimo, de 330.000 euros; olvidarse de eliminar peajes en las autopistas con concesión y pensar en cambiar algún "peaje en sombra"; anular la innecesaria Lei 17/2008, do 29 de decembro, de participación institucional de las organizaciones sindicales y empresariales más representativas de Galicia... Desde luego, un plan de austeridad de 144 millones de euros, si el desfase anda tan crecido, tendrán que repetirlo cada mes. O cada semana jugando al euromillones.