En un periódico gallego he leído que el pacto al que llegaron el PNV y el PSOE para lograr el apoyo de las nacionalistas vascos a los Presupuestos Generales del Estado para 2011 es impecable. Es una opinión. ¿Impecable? Tiene tachas.
Son muchos los que rechazan el pacto. Y lo acaban de decir en el hemiciclo. Algunos cargan el mochuelo en la cuenta de las minorías. El problema es de los dos partidos mayoritarios. Con la experiencia de lo andado, no parece que, el uno y el otro, tengan en cuenta dos leyes estatales: la general presupuestaria y la de estabilidad presupuestaria. El pacto vasco parece un cajón de sastre, porque así lo quiere el partido en el poder para seguir en el poder. Las leyes presupuestarias no están para el vale todo, incluso para tratar del sexo de los ángeles o la invención del movimiento continuo.
Durante el negocio del pacto faltó luz y traquígrafos, no obstante, entre los contenidos de ese pacto, El País descubrió que el PSOE prometió poner en marcha en 2016 el tramo de la alta velocidad entre Vitoria y Bilbao. Por este lado se pacta retrasar un año lo que figura en los próximos presupuestos.
Veamos. En los presupuestos de 2006 se situó el final de la “Y” vasca en 2014. En los del ejercicio siguiente, la conclusión de las líneas de alta velocidad de Valladolid-Burgos-Vitoria y Vitoria-Bilbao-San Sebastián se adelantó a 2011. En los presupuestos de 2008 la terminación se demoró un año, hasta 2012. En los presupuestos de 2009 la línea de Valladolid-Burgos-Vitoria pasó a 2014 y la de Vitoria-Bilbao-San Sebastián a 2013. En las cuentas de 2010, ya todo quedó para 2014. Y ahora, en el proyecto de presupuestos para 2011, el Grupo Fomento retrasa otro año y ya coloca el final en 2015. Con estos datos, la programación plurianual se convierte en una tomadura de pelo al pueblo vasco. Claro que no es la única.
Pero resulta que el final no va a ser en 2015, ya que el PNV pacta la conclusión de la “Y” vasca de alta velocidad en 2016. Esto no tiene ni pizca de seriedad.
Este tipo de negocio más parece una coña marinera que un pacto impecable. Porque al País Vasco -y al Centro y Noroeste de España- lo que más le interesa para avanzar es contar de una vez con la puesta en servicio de la alta velocidad de Valladolid a Bilbao y desde Donostia a Burdeos. De Burdeos a París, ya se va en tres horas. Claro que el tramo para unir Burdeos con la “Y” vasca en alta velocidad no estará por el lado francés hasta 2020. Si la “Y” está antes, se echará mano del intercambiador de vías.