ADIF, sucesor del GIF, es como una coña marinera. El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias, ADIF en sus siglas, acaba de responder a un informe de la Xunta sobre el Ave gallego, que tiene su nudo gordiano, en el principio de la red, esto es, entre Lubián y Ourense. La Xunta, que tiene a un especialista en la materia en la dirección general de Mobilidade, ha señalado que ese corredor no estará en 2015, y estima que se retrasará a 2018. Lo que sostiene el Gobierno gallego es de puro sentido común. Y hasta le dan la razón a través de los Presupuestos de la etapa Blanco. El Gobierno gallego se queda corto, porque -con esta crisis- tal vez ni en 2020. Lo que es seguro es que en 2015 no estrenará Galicia la alta velocidad ferroviaria entre Lubián y Ourense. ADIF refrenda el plazo de llegada del Ave en 2015 y de paso señala que el estudio de la Xunta “carece del más mínimo rigor”. ¡Hay que tener bemoles! ¡Menudo morro, el de los bien pagados!
El día 4 de diciembre de 2009, el Consejo de Ministros encomendó al ADIF la construcción de la línea de alta velocidad Lubián-Ourense, que hasta entonces tenía confiada la Sociedad Estatal de Infraestructuras de Transporte Terreste, S.A. (SEITTSA). Los presupuestos de 2010 se aprobaron el día 23 de diciembre de 2009 y aparecieron en el BOE al día siguiente. En menos de 20 días, ADIF envió al desván de los recuerdos la programación de SEITTSA para la línea Lubián-Ourense, a ejecutar de un golpe en cuatro anualidades (2009-2012) con un coste total de 1.344,3 millones de euros.
Pero hete ahí que el proyecto de ley de Presupuestos de 2010 se presentó en el Congreso de los Diputados el día 29 de septiembre de 2009, o sea, dos meses y cinco días antes de que el Consejo de Ministros encomendase la obra a ADIF con el objetivo de agilizar “la construcción de esta línea”. Pero en el proyecto de ley de Presupuestos de 2010, que se hizo público en septiembre de 2009, ya figura ADIF como “agilizador”. Suena a cambalache.
¿Qué hace ADIF en los primeros presupuestos de José Blanco, los de 2010? Pues eleva el coste total hasta 3.143,8 millones de euros a iniciar en 2010 y concluir en 2016, pero la programación de las primeras cuatro anualidades suma 576 millones, el 18,3%, quedando para los ejercicios 2014, 2015 y 2016 el 81,7%, tanto como 2.567,8 millones de euros. O sea, ADIF en presupuestos fija la conclusión de la línea Lubián-Ourense en 2016. ¡Si, 2016! Y los embacaudores del grupo Fomento no despegan de los labios desde que presentaron, hace ya dos años, el Pacto del Obradoiro (que jamás debió firmar el no competente Núñez Feijóo), que esa línea llegará en “el entorno (sic) de 2015”. Debían prometer que la conexión de Galicia con la red de alta velocidad española estaría operativa “en torno a 2017”. Si en 2009 colocaban la entrada en servicio en 2016, hoy equivale a 2018.
Los embaudores se enfadan porque la Xunta pone el final de la línea Lubián-Ourense en 2018. Sin embargo, un año antes de que el Gobierno gallego adopotara esa postura, ya en Internet circulaban atrasos mayores. Por ejemplo, pueden leer en la red desde hace más de un año que en “un escenario muy favorable y optimista, al ritmo de inversiones de Cataluña, tardaríamos 12 años en terminar las LAV en construcción, es decir en el año 2022. El resto de las LAV se finalizarían 12 años más tarde, en 2034”. Y añaden: “Evidentemente, si se adoptase la propuesta de trazado alternativo Lubián-Ourense por el eje Verín-Xinzo, esos plazos, sin ser esplendidos, disminuirían considerablemente: en un escenario estándar, estaríamos finalizando las LAV en construcción en 12 años, en torno a 2022. En un escenario optimista en 6 años, es decir en 2016”. ¿Por qué no se ha estudiado un trazado alternativo? En 1918, está publicado que la línea férrea Ourense a Zamora “pasará cerca y al Este de Allariz, al Este también, pero algo más lejos, unos quince kilómetros quizá, de Ginzo de Limia y otros tantos al Nordeste de Verín, para acercarse luego a la frontera septentrional portuguesa en su extremo Este, y seguir desde allí en línea recta a Zamora”. (Constante Amor y Naveiro). Ya en los años veinte destaca el intelectual gallego Eloy Luis André, natural de la parroquia verinense de Mourazos, en la defensa del cambio de trazado para llevar la línea “por Puebla de Sanabria y Ginzo de Limia, aduciendo multitud de razones geográficas, técnicas y financieras”. Pero intereses espurios impusieron un trayecto montañoso, lleno de túneles, que costaron muchas vidas. Actualmente tampoco se atiende a esa vieja alternativa.
Llegados los Presupuestos del año en curso, los de 2011, ADIF modifica el período de ejecución y pone el inicio en 2009, eleva el coste total hasta 3.183 millones de euros (un incremento de 39,5 millones) y según consta en el “anexo de inversiones reales y programación plurianual”, destinan hasta 2014 un total de 579,9 millones, ya que reducen la cuantía de las anualidades, quedando pendientes para 2015 y 2016 un total de 2.603,1 millones de euros, el 81,7%. Ahora han inventado lo público privado, que es una manera de llevar el coste final hasta las nubes para mayor gloria de las constructoras.
Lo que ha hecho ADIF con esta operación, bajo las órdenes del mandón José Blanco, es una burla a los gallegos. Una tomadura de pelo a toda la sociedad gallega. Lo peor es que los socialistas, especialmente los de aquí, se creen que los gallegos son bobos. Sin embargo, cada día son más los ciudadanos de este rincón europeo que tienen al ADIF y a todo el tinglado de Fomento, como una costosa pandilla de caraduras y mentirosos. Lo que hace ADIF es encarecer las obras por una pésima gestión y otras obediencias. En 2009, ADIF gastó en personal 674,4 millones de euros y cerró el ejercicio con unas pérdidas 19,7 millones de euros.
A estas alturas sería denigrante que el Gobierno gallego continúase reclamando una reunión de la Comisión de Seguimiento del Pacto del Obradoiro. Porque el tal Pacto fue una nube de verano. Es indiscutible que se ha incumplido y ya únicamente sirve para demostrar que el AVE gallego no estará en 2015, ni en 2016 como dicen los Presupuestos. Con el Ave gallego, Blanco se tiró un farol, y de paso protagoniza una gran burla, sobre todo con Vigo, que es la primera población de Galicia. El Gobierno gallego tiene la obligación de exigir al Gobierno central la ejecución de esta obra, porque su misión es defender los intereses generales de Galicia. Utilizando argumentos. Hasta que sea una realidad, gobierne quien gobierne en Madrid. Incluso sería cuestión de analizar la alternativa por Verín. Pero lo más urgente es que el partido que mangonea en Galicia tiene que hacerse valer ante los mandamases de Génova, porque no es de recibo que cuando se debate una moción sobre el Ave gallego actúe como portavoz del Grupo Parlamentario Popular un diputado por Murcia.