EL SAMBENITO DE UNA VISIÓN “URBANITA Y PALETA” DEL MEDIO RURAL
El desprecio que la Administración municipal de Santiago, tanto en la epoca de Sánchez Bugallo como en la de Conde Roa, profesa al Mercado Nacional de Ganado de Amio no tiene razón de ser. Porque el enredo que se traen es contrario a lo que dispone el Reglamento del Mercado de Ganado sobre su organización y funcionamiento, como desde 2008 no han dejado de repetir ganaderos y tratantes. Entre los objetivos del Mercado de Amio figuran “facilitar aos gandeiros, operadores comerciais, intermediarios e demais persoas relacionadas co sector pecuario as operacións comerciais coa máxima axilidade e transparencia e co mínimo risco” y “ofrecer aos usuarios instalacións hixiénicas e adecuadas para a estadía do seu gando durante o transcurso das operacións de manexo e comercio deste no recinto”. También señala el Reglamento que el Mercado de Amio deberá contar con una “zona para comercialización de produtos agropecuarios”. También cuenta el Reglamento con un artículo del siguiente tenor: “O recinto dos mercados de gando poderán dispor de locais e espazos abertos que poden ser destinados a actividades comerciais, de promoción, exposición e venda de materiais agrícolas e aveños para o gando ou calquera outra finalidade que se realice con ánimo de lucro, sendo posíbel a existencia de locais destinados a cafetería e restaurante. A utilización privativa de tales instalacións levarase a cabo consonte o procedemento previsto pola administración titular do mercado de gando”.
Asimismo está en el Reglamento de 2006, que también contó con la aprobación del Partido Popular, que “no mercado de gando desenvolveranse os usos principais, os complementarios e os compatíbeis ou autorizábeis, e non se permitirá neles usos incompatíbeis ou prohibidos”. “Considéranse usos principais a concentración e exposición de animais de carácter comercial, de todas as especies de gando nos mercados de carácter polivalente. Considérase, así mesmo, uso principal as operacións de compravenda de gando nos mercados específicos así como os concursos, exposicións e poxas de gando selecto”. “Considéranse usos complementarios os que se estabelecen para atender as necesidades dos usuarios dos usos principais, en orde á súa comodidade, tales como asociacións relacionadas co sector (asociacións de gandeiros, transportistas de gando, operadores comerciais, etc.), entidades bancarias, servizos das respectivas comunidades autónomas como os servizos veterinarios oficiais, restaurantes, cafeterías, etc”. “Son usos compatíbeis ou autorizábeis calquera outros que, sen se opor á normativa vixente, poidan desenvolverse sen que impidan ou obstaculicen os usos principias”. “Son usos prohibidos os que, polas súas características e as propias do recinto, pudiesen entrañar especial risco de índole sanitaria ou que impidan ou obstaculicen os usos principias”. El Reglamento cuela un apartado para ser espacio, por ejemplo, para vender pisos o saldar prendas: “As instalacións dos mercados de gando poderán ser destinadas, así mesmo, a outras actividades e poderán prestarse nelas outros servizos relacionados ou non co sector e en prol dun racional aproveitamento das instalacións”.
LA LEY DE ACTIVIDADES FERIALES NO ES PARA AMIO
Pero este subterfugio es contrario a la Ley 1/1996, de 5 de marzo, de regulación de las actividades feriales de Galicia, que fija como actividades excluidas los mercados destinados a las transacciones de ganado, productos agricolas y pesqueros y otros de uso y consumo corriente. “Las actividades feriales que constituyen el ambito de aplicación de esta Ley se clasifican: Por razón de su periodicidad, en ferias y exposiciones. Por razón de la oferta exhibida, en multisectoriales y monográficas”. Y la ley de 1996 aclara que “los certamenes ganaderos están sometidos a la vigente legislación especifica sobre ganadería y sanidad animal”.
Si el recinto de Amio dicen que no cumple todas las obligaciones, como repite con insistencia la inexperta y mandona concejala del ramo, es única y exclusivamente culpa de la Junta de Gobierno bajo la dirección de regidores socialistas durante muchos años y desde julio pasado del alcalde del Partido Popular. El Reglamento no es un florero; está para cumplir. En las hemerotecas se guarda que Reyes Leis Rodríguez anunció el 1 de septiembre de 2011 que para acondicionar el recinto de Amio se necesitaban 600.000 euros. El 30 de septiembre ya aseguraba que “no hay ninguna concesionaria interesada ni dispuesta a invertir unos 400.000 euros de reforma”. Un mes más tarde ya se precisaría de nuevo una inversión de 600.000 euros, que en llegando al 25 de noviembre podrían rondar 500.000 euros. Ya el 30 de diciembre, en sesión plenaria de la Corporación, Reyes Leis suelta que las deficiencias de Amio “supoñen incumprimentos da normativa europea valorados nuns 700.000 euros, un sistema obsoleto de taxas e un recinto infrautilizado". O sea, Reyes Leis carga contra la Xunta, de quien dependen los servicios veterinarios. que tienen la consideración de autoridad sanitaria en materia de sanidad animal. En cuanto a la fijación de las tasas o precios públicos, según el Reglamento, corresponde a la administración titular del Mercado, o sea, el Ayuntamiento. Amio no tiene la culpa de que sólo se recauden 100.000 euros por tasas, que es la cantidad que hizo pública la concejal socialista Marisa del Rio. Y en lo que se refiere a la innegable infrautilización del equipamiento público de Amio es fruto de la incompetencia de los administradores locales, hasta julio de 2011 mandados por Sánchez Bugallo y seguidamente por Conde Roa.
Ante la irresponsabilidad de la edila, hay que decir que el Mercado de Amio está con la normativa europea al nivel de los nueve Mercados Nacionales de España. Porque una cosa es que haya deficiencias y otra que se incumpla de manera manifiesta la ley de Sanidad Animal. Así se comprende que los ganaderos estimen en 200.000 euros las mejoras que necesita el recinto de Amio, frente a los 400.000 o 700.000 que dice la edila. Aquí viene como anillo al dedo una declaración de Conde Roa el 29 de septiembre pasado:
“Mais que un problema de custos, sendo un problema importante, isto ten que ver coa propia ordenación do sector en Galicia”, materia sobre la que dijo que está trabajando la Xunta. El sector en el que trabaja la Xunta no comprende a los mercados ganaderos, de acuerdo con la ley de 1996, que nació para frenar la proliferación de certámenes feriales. ¡Quince años sin ordenar nada!.
SANTIAGO NO SE ENTERA DE ANATOLE
El ayuntamiento de Santiago anda metido en el Proyecto Anatole, a cuya última reunión en Nantes, en agosto del pasado año, asistió un representante de la concejalía de Economía, Comercio, Turismo y Mercados de Compostela. Según información de la web del Concello, entre los objetivos del Programa Anatole está “promocionar a produción local dos territorios rurais periféricos a Santiago, co fin de favorecer a súa comercialización e consumo nos mercados de proximidade”. Jocelyn Marechal, de la Asociación de Cámaras de Agricultura do Arco Atlántico francés, explicó hace más de año y media en Compostela como se está aplicando el proyecto Anatole en el Arco Atlántico francés. Destacó la necesidad que existe, por parte de los actores políticos, de dotar de herramientas adecuadas a las ciudades para que organicen su economía de cercanías que, según señaló, crea valor añadido en el territorio, contribuye al desarrollo económico y reduce la contaminación, al utilizar circuitos cortos de transporte y distribución. Se trata de fomentar la producción y el consumo. ¿Acaso comprando fuera lo que se puede producir aquí se crea riqueza?
Amio debiera ser un referente de la economía de proximidad para toda Galicia. Pero tan deseable finalidad, cuando crear empleo es necesidad inaplazable, no se alcanza, y perdonen la irreverencia festiva, con confundir el culo con las témporas.
Amio ocupa el primer lugar entre los nueve mercados nacionales por valor de las transacciones y el segundo por concurrencia. Entre 2003 y 2010 la entrada de ganado descendió en todos los mercados nacionales, una media del 36% mientras que Santiago se quedó un punto por debajo. Los mayores descensos de concurrencia se dieron en Talavera, más del 50% y el 47 en Medina del Campo. Entre 2007 y 2010, al concurrencia a los mercados ganaderos bajó el 4%. Pero el valor en el mismo período disminuyó a nivel nacional el 16,4%, correpondiendo a Torrelavega el mayor registro con un descenso del 29%, para Pola de Siero fue del 9,3% y para Santiago del 6,6%. En 2007 las transacciones realizadas en Amio suponían más de un millón por día de feria, mientras que en 2010 se redujo a 948.783 euros, el de mayor volume de negocio en España, en una región con tres de los nueve mercados nacionales (El valor de las transacciones de Castro de Rei y Silleda equivalen al 52% de las que alcanzó Santiago). La ganadería española ha perdido mercado con la encefalopatía espongiforme bovina -denominada “mal de las vacas locas”- y cuando comenzaba a recuperarse apareció la crisis económica de 2008 con su baja en el consumo de carnes. También desmotivó la producción de carne la política que aplica la Unión Europea. Ningún otro mercado ofrece mejores cifras que Amio, con sólo una feria semanal, 52 al año. La aportación de Amio a la economía local es indiscutible, y si la Administración municipal se hubiera ocupado de desarrollar el recinto, tal como plasmaron en el Reglamento, seguro que crearía empleos e incrementaría los ingresos municipales para seguir pagando sueldos excesivos a políticos mediocres.
CONDE ROA APURA EL PARO EN SANTIAGO
Entre enero de 2008 y enero de 2012 el paro registrado en el municipio de Santiago aumentó el 58%, que afecta a 3.415 personas en 49 meses. Pero entre agosto de 2011 y enero de 2012, en seis meses, el aumento fue de 1.539 personas. Si durante 49 meses se ha destruido empleo a una media de 2,3 por día, en los últimos seis meses aumentó a 8,5 diarios. Bien haría Conde Roa en atender lo que le recordó Marisa del Rio que es “alcalde de Santiago, non presidente da Xunta nin da Semana Verde”. Y en dejar de incordiar con Amio y ponerse a trabajar.
El pésimamente gestionado mercado de Amio aporta más a la economía de Santiago que aquello de la Copa Davis. Y todavía más si se aprovechan todas las posibilidades de negocio con el desarrollo de las economías de proximidad de Santiago y su poder de atracción sobre un amplio entorno, convirtiendo el recinto en escaparate de promoción y venta de productos de la huerta, artesanía, cestería, vinos, conservas diversas, caza y pesca, productos lácteos, talabartería, frutas, exposiciones de cosechas agrarias, razas ganaderas y plantas autóctonas, etc. Mejorarían las economías de muchos lugares del rural que quisieran utilizar esta plataforma comercial. Borrar Amio del mapa creará paro. Y además dejará para siempre sobre la institución municipal compostelana el sambenito de una visión “urbanita y paleta” del medio rural, en acertada calificación de la Federación Rural Galega (Fruga).